La «copista extraoficial» del Prado, Ximena Maier: los tópicos del Museo, existen
En una entrevista con EFE, Maier (Madrid, 1975) cuenta cómo gracias a un subterfugio burocrático fue considerada «copista extraoficial» del Museo, lo que le permitió durante un año pasear a su antojo por todos los rincones, dibujando acuarelas y tomando apuntes que se han convertido en el 'Cuaderno del Prado' (Lumen), una especie de libro-guía que invita a conocer el Museo y ofrece itinerarios para «aprovechar dos horas de recorrido».
La autora también dedica un apartado a obras que «si no fuera porque están en el Prado… pensaría que vaya tela» y admite que al visitante le va más el «chisme» de cuántos hijos bastardos tuvo tal rey a la explicación del guía sobre la pincelada de Velázquez.
A Maier, la idea de convertir sus andanzas por el museo en un cuaderno le surgió en 2016 tras dibujar durante tres horas por las salas del Prado con una «desconexión absoluta».
- Un cuaderno, que ya es parte de la colección del Museo.
Su entusiasmo le llevó a conseguir la autorización del jefe de Conservación de Dibujos y Estampas del Prado, José Manuel Matilla. Y no solo eso, al terminar el cuaderno le sugirieron que podía ofrecer algún dibujo para la colección del Museo.
Aunque el Prado solo tiene obra anterior a Picasso, y solamente acepta obras maestras absolutas, de vez en cuando hace alguna excepción para artistas vivos que han colaborado con el museo, o para obras que sirven de documentación de algo concreto.
Maier se considera una «privilegiada» y así se lo hizo saber a director del Prado, Miguel Falomir, por la «oportunidad» de trabajar dentro del Museo con total libertad.
- Su primer libro de autora.
Admite que se trata de un proyecto de aficionada porque no es una experta en arte, y sí una ilustradora con más de veinte años en el oficio, que ha trabajado en libros, revistas, películas, anuncios y murales, pero este, dice, es su primer libro como autora.
Maier se muestra fan del museo vacío, pero también de «la energía de las horas»: «La gente que viene después de comer, nada tiene que ver con quienes lo visitan por la mañana, y luego está el público que desconoce totalmente la obra».
Tampoco es lo mismo un grupo de japoneses, que uno de italianos. Los japoneses se estresan mucho si les dicen que empiecen por la sala seis, mientras que italianos y franceses suelen querer ver solo pintura de su país.
- Cuadros a los que tiene «manía».
La autora sugiere ver 'Goya y Velázquez' como el itinerario idóneo, y no se corta en incluir en la obra el listado de cuadros a los que tiene «manía»: «Todo lo de Rafael, El Caravaggio, El Cristo de Goya, Las tres gracias o Los Grecos sinuosos», entre otros.
Y en ese relato de cuadros que no le gustan, Maier reconoce que hubo cierto choque con la dirección, que finalmente lo ha entendido porque saben «que está hecho desde el cariño y con un profundo sentido de admiración».
También están sus favoritos «sin orden ni concierto». Y en esa visión, no académica, Maier incluye: 'El niño Federico Flórez', de Madrazo; 'El general Palafox', de Goya; 'El infante Don Carlos', de Velázquez; 'La Virgen con el Niño', de Giovanni Bellini; 'La condesa de Chinchón', de Goya; 'Venus y Adonis', de Veronés o 'La Natividad', de Barocci.
En el cuaderno, Maier pasea por todos los rincones desde las salas principales, la preparación de exposiciones y montajes, el laboratorio de análisis químicos, el almacén y hasta el momento en que limpian la sala de las Meninas, con el museo en silencio, ya cerrado.
(por EFE)
«Los topicazos existen», lo dice la ilustradora Ximena Maier, autora de 'Cuaderno del Prado', un libro repleto de acuarelas y apuntes hechos desde la trastienda del Museo que confirman tópicos como que los japoneses quieren empezar por la sala 1, los hombres se demoran ante la maja desnuda y a todos les gustan los chismes.
En una entrevista con EFE, Maier (Madrid, 1975) cuenta cómo gracias a un subterfugio burocrático fue considerada «copista extraoficial» del Museo, lo que le permitió durante un año pasear a su antojo por todos los rincones, dibujando acuarelas y tomando apuntes que se han convertido en el 'Cuaderno del Prado' (Lumen), una especie de libro-guía que invita a conocer el Museo y ofrece itinerarios para «aprovechar dos horas de recorrido».
La autora también dedica un apartado a obras que «si no fuera porque están en el Prado… pensaría que vaya tela» y admite que al visitante le va más el «chisme» de cuántos hijos bastardos tuvo tal rey a la explicación del guía sobre la pincelada de Velázquez.
El cuaderno se publicó originariamente en 2017 por Nido de Ratones y es ahora, en 2025, cuando Lumen saca una nueva edición, revisada y ampliada.
A Maier, la idea de convertir sus andanzas por el museo en un cuaderno le surgió en 2016 tras dibujar durante tres horas por las salas del Prado con una «desconexión absoluta».
- Un cuaderno, que ya es parte de la colección del Museo.
Su entusiasmo le llevó a conseguir la autorización del jefe de Conservación de Dibujos y Estampas del Prado, José Manuel Matilla. Y no solo eso, al terminar el cuaderno le sugirieron que podía ofrecer algún dibujo para la colección del Museo.
Aunque el Prado solo tiene obra anterior a Picasso, y solamente acepta obras maestras absolutas, de vez en cuando hace alguna excepción para artistas vivos que han colaborado con el museo, o para obras que sirven de documentación de algo concreto.
Maier se considera una «privilegiada» y así se lo hizo saber a director del Prado, Miguel Falomir, por la «oportunidad» de trabajar dentro del Museo con total libertad.
- Su primer libro de autora.
Admite que se trata de un proyecto de aficionada porque no es una experta en arte, y sí una ilustradora con más de veinte años en el oficio, que ha trabajado en libros, revistas, películas, anuncios y murales, pero este, dice, es su primer libro como autora.
Maier se muestra fan del museo vacío, pero también de «la energía de las horas»: «La gente que viene después de comer, nada tiene que ver con quienes lo visitan por la mañana, y luego está el público que desconoce totalmente la obra».
Tampoco es lo mismo un grupo de japoneses, que uno de italianos. Los japoneses se estresan mucho si les dicen que empiecen por la sala seis, mientras que italianos y franceses suelen querer ver solo pintura de su país.
- Cuadros a los que tiene «manía».
La autora sugiere ver 'Goya y Velázquez' como el itinerario idóneo, y no se corta en incluir en la obra el listado de cuadros a los que tiene «manía»: «Todo lo de Rafael, El Caravaggio, El Cristo de Goya, Las tres gracias o Los Grecos sinuosos», entre otros.
Y en ese relato de cuadros que no le gustan, Maier reconoce que hubo cierto choque con la dirección, que finalmente lo ha entendido porque saben «que está hecho desde el cariño y con un profundo sentido de admiración».
También están sus favoritos «sin orden ni concierto». Y en esa visión, no académica, Maier incluye: 'El niño Federico Flórez', de Madrazo; 'El general Palafox', de Goya; 'El infante Don Carlos', de Velázquez; 'La Virgen con el Niño', de Giovanni Bellini; 'La condesa de Chinchón', de Goya; 'Venus y Adonis', de Veronés o 'La Natividad', de Barocci.
En el cuaderno, Maier pasea por todos los rincones desde las salas principales, la preparación de exposiciones y montajes, el laboratorio de análisis químicos, el almacén y hasta el momento en que limpian la sala de las Meninas, con el museo en silencio, ya cerrado.
(por EFE)